Ensemble DifrAcción

La formación canaria DifrAcción Ensemble cuenta con una trayectoria de casi una década, de la que el Festival Contemporáneo ha sido testigo y colaborador durante los últimos años. Regresan en esta IV edición para ofrecer un programa mixto de autoría canaria e internacional, con una primera parte dedicada a la composición actual en las islas -incluyendo dos estrenos- y una sesión final con obras del siglo XX. Todo ello bajo la dirección de José María de Vicente.

La música no es traducible a lenguaje. Eso ha hecho que corran (maravillosos) ríos de tinta intentando desentrañar sus significados. Su resistencia a darnos una explicación clara sobre el alcance de sus contenidos nos permite llegar a lugares profundos y complejos de la vida, esos que precisamente no podemos conjurar fácilmente en la vida cotidiana. Este concierto va al núcleo de esta cuestión. Like a tiny dropo of dew, cuyo título y línea fuerza se toma de la sabiduría budista y, en concreto, del Sutra del diamante –el libro impreso más antiguo que se conoce–, trata sobre el desapego y de desaprendizaje. La “pequeña gota de rocío” que da título a la pieza es expresión de la existencia concentrada, que puede caber en algo menor e insignificante, a la vez, y núcleo de la obra, que se despliega a partir del material presentado por el piano al comienzo. También del budismo parte Yajna, que es un ritual de oblación a los devas. En ella se busca elaborar un ámbito reducido de materiales que se despliegan a lo largo de la obra como ofrenda. En Tal traje saliva, tendremos una “pequeña escena performática canaria”, donde se cruzan instrumentos usuales en las formaciones de cámara con el pito herreño, algo que incide en la tensión, acaso irresoluble, entre lo local y lo externo. De esta tensión surge también Drawing, donde Hosokawa muestra su característica unión del aprendizaje de los lenguajes que se estaban desarrollando en Europa con la música tradicional japonesa. Por su parte, el Abîme des oiseaux, que es el tercer movimiento del Cuarteto para el final de los tiempos, fue escrito en el campo de concentración de Görlitz, Es una delicada voz de clarinete que se propone cantar, pese a todo: un rayo de luz en la oscuridad, en el terror más atroz, donde las palabras no llegan (decía Primo-Levi que había dos tipos de supervivientes: aquellos que no podían hablar en absoluto, nunca más, porque no había forma de explicar lo vivir; y aquellos que no paraban de hablar, a la espera de que alguna expresión les ayudase a contar lo vivido). Ese talante luminoso, esperanzador, lo recoge Clichés d‘adieu et un sourire, mediante la que Murail homenajea a su maestro, Messiaen. Para ello, revisa su obra Cloches d'angoisse et larmes d'adieu, convirtiendo la angustia y las lágrimas de esa obra en lo contrario, en una suerte de sonrisa póstuma. Murail, aparte de la cita, toma como elemento vertebrador los ecos de las campanas, de esas “cloches”, que también se encuentran en Drawing, como una meditación.